El conflicto entre co-fundadores es una de las causas principales de fracaso en las startups. A pesar de que existen muchas causas que llevan a que pueda existir un conflicto, una de las más evidentes es la falta de alineación en valores, propósito y expectativas entre fundadores. Esto es crítico ya que la forma en la que se toman las decisiones, depende de este alineamiento.

Las conversaciones entre los fundadores deberían encaminarse a encontrar este alineamiento pero es poco común. Están demasiado ocupados tratando de crear algo para el mercado, esto ya es un objetivo ambicioso y parte del arte de emprender, sin embargo, creo firmemente que antes de embarcarse en la búsqueda de este encaje del producto en el mercado, todos los socios tienen que tener claras sus motivaciones y compartirlas.

¡Los socios deberían hacer un ejercicio de definir sus valores personales y su propósito, antes de empezar a crear un producto! Tendrían que saber primero, si hay unos fuertes cimientos comunes para crear una organización que sea exitosa.

Estos “fuertes cimientos comunes” son el ADN de la cultura de la compañía – lo que yo llamo Cultura Mínima Viable.

Una Cultura Mínima Viable consiste en el kit inicial de valores y propósito compartido que da significado a la compañía y reta al equipo fundador a buscar y a dotar a la compañía de una propuesta de valor bien formulada.

Esto no es solo un ejercicio existencial para fundadores de startups. Es más bien un requerimiento que toda startup debería hacer si quieren sobrevivir y tener éxito en el entorno competitivo de hoy. La discusión, debería encaminarse hacia valores compartidos que son vividos día tras día por sus fundadores y que ayudan a la compañía a vivir su propuesta de valor.

La cultura NO consiste en tener una mesa de billar en la oficina, en tener un buen ambiente de trabajo o en hacer fiestas de equipo. Se necesita hacer un esfuerzo proactivo para clarificar los valores y el propósito, los ideales que están moviendo a la compañía y el impacto de vuestro producto o servicio. Esto hará maravillas con tus habilidades ante entornos muy inciertos mientras atraviesas por los muchos cambios típicos que vive una startup. Si contratas a un equipo teniendo en cuenta tu criterio de cultura, muy pronto tu cultura acabará siendo tu otro co-fundador, “ese alguien” que trabajará de la forma que tú quieras cuando no estés presente, “ese alguien” que cuidará de tus productos y de tus clientes. Es tu cultura la que ayuda a todos a saber cómo hay que actuar de la mejor forma para los intereses de la compañía. Dale a tu cultura esa autoridad.

Como la cultura de una startup es un reflejo de la cultura de sus fundadores, es posible que quieras empezar a entender que es importante para ti y para tu equipo. Puedes empezar esta conversación usando la herramienta Culture Canvas (ver abajo). Si eres honesto, cada acción que hagas irá dirigida a reforzar tu cultura consiguiendo una empresa cada vez más fuerte.

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