¡Hola!

Hoy en día hay muchas personas que padecen estrés y si no se gestiona, puede derivar en estrés crónico y en muchas otras enfermedades. El post de hoy, va dedicado a la meditación como herramienta que tiene grandes beneficios y entre ellos, reduce el estrés.

La meditación o mindfulness como se llama en algunos países occidentales, se centra en la atención plena. Normalmente y sin darnos cuenta, nos dejamos llevar por nuestros pensamientos mientras estamos haciendo cualquier tarea y vamos “viajando” con nuestra mente del pasado al futuro y lo que hacemos es no vivir el presente que es lo que realmente existe. A veces, nos acordamos de recuerdos del pasado, otras veces planificamos y nos imaginamos cómo será el futuro o estamos pensando en la lista de cosas que tenemos que hacer después pero lo cierto, es que estamos desaprovechando el momento actual.

Cuando hablamos de atención plena en meditación, se trata precisamente de estar presente. Aunque parece algo fácil, la realidad es que no lo es y muchas veces no sabemos estar presentes. A veces, cuando estamos con alguien de tú a tú nos es fácil pero,  ¿Qué pasa cuando estamos solos? ¿Qué pasa cuando estás en un grupo y tienes una preocupación del trabajo? ¡La mente se escapa y no está pendiente del presente!.

La meditación, no se centra en dejar la mente en blanco pero si facilita que la mente esté menos agitada y acalla nuestros pensamientos. Hay muchas formas de meditar y no hay una que sea correcta o incorrecta si no que a cada persona le sirve más una u otra. Al final del post, podrás encontrar algunas sugerencias para iniciarte en la meditación.

Aunque durante la meditación la mente está más quieta, algunos pensamientos siguen apareciendo. No tienes que sentir apego o enjuiciar los pensamientos que puedan ir viniendo. Al contrario, deja que vayan y vengan a su ritmo y sólo intenta retomar la concentración y focalizarte en el objeto de la meditación (respiración, cuerpo, vela, etc…)

La meditación te traslada al aquí y ahora. Te ayuda a concentrarte, te proporciona paz, disminuye el estrés, genera una sensación de plenitud máxima, mejora la consciencia de uno mismo, incrementa los niveles de energía,  reduce los pensamientos negativos, mejora la creatividad…

A continuación, algunas técnicas para empezar a meditar (tiempo de 5 minutos a 60 minutos según vayas avanzando en la práctica):

Explorar el cuerpo:

Céntrate en cada uno de los elementos de tu cuerpo (recorriendo mentalmente desde la cabeza hasta los pies). Cuando acabes una primera exploración o scanner completo vuelve a empezar y así hasta que se acabe el tiempo que deseas meditar. Por tanto, se trata de hacer rondas completas de todos los elementos del cuerpo.

Al principio, tu mente buscará excusas: sed, picores, hambre, sueño (¡entre otros!) pero poco a poco aumentará tu concentración y serás capaz de sentirlo todo con mucho detalle. Si alguna parte del cuerpo te cuesta de visualizar o sentir, no pasa nada, pasa a la siguiente zona y vuelve a intentarlo cuando vuelvas a hacer el siguiente scanner.

Comer tomando consciencia:

¿Cuántas veces comemos prácticamente sin masticar? Algunas veces, con las prisas comemos hasta de pie! Este ejercicio se focaliza en comer prestando atención. Céntrate en lo que estás haciendo, saboréalo, mastícalo y haz del comer una verdadera experiencia. No estés pendiente del teléfono o la TV y aprovecha cualquier comida que hagas solo que se transforme en una práctica de meditación.

Foco en la respiración:

Concéntrate en la respiración, inhala y exhala por la nariz y toma la respiración como objeto de meditación. Si te vienen pensamientos los dejas pasar y focalizas tu concentración en la respiración.

Si te sientes estresado o simplemente te ha entrado la curiosidad, te animo a que lo pongas en práctica y compartas con nosotros tu experiencia. Es un proceso que toma su tiempo pero se convierte en un verdadero placer.

¡Feliz día!