Parece difícil de creer, pero al parecer una empresa de tecnología llamada NextJump tiene una política que no permite despedir a sus empleados. (NextJump gestiona programas de recompensas para empleados). Su política de no despedir está en alineación con sus objetivos. Hacer del mundo un lugar mejor para sus clientes y sus propios empleados.
Entonces, ¿qué es lo que hacen con los empleados que no están funcionando bien? Tratan de ayudarles a mejorar, o les ayudan a encontrar un trabajo diferente. Por lo general, las personas que no se ajustan bien optan por abandonar.
El impacto de la aplicación de la política de no despedir fue muy significativo: el porcentaje de empleados que dijeron que les encanta su trabajo se elevó a 90 desde los 20 anteriores a la política de la empresa, y la rotación de empleados pasó de 40% a 0.
Otro hecho positivo fue que los empleados se abrieron en las reuniones de evaluación anuales debido a que ya no podían ser despedidos, por lo que no percibían las evaluaciones como una amenaza potencial para su empleo. Las reuniones más abiertas permiten un mejor diálogo sobre los problemas que los empleados están teniendo y cómo la empresa podría ayudar a resolverlos.
El CEO de NextJump, Charlie Kim, reveló estos beneficios y puntos de vista en una entrevista reciente. Su compañía toma muy en serio la cultura de los empleados. De hecho, según los informes, pagarán la mitad de las vacaciones de cada empleado. Además, se centran en gran medida en hacer mentoring a sus empleados para ayudarles a mejorar a través del entrenamiento y la comunicación entre compañeros.
Algunos de estos beneficios a los empleados pueden sonar radicales, probablemente porque las prácticas tradicionales de negocios siguen estado en vigor y cuesta mucho cambiarlas. El hecho de que han existido durante décadas sin ser cuestionadas no significa que sean las mejores maneras de trabajar con los empleados. Simplemente se han convertido en hábitos profundamente arraigados.
Zappos paga a sus empleados infelices por renunciar a sus trabajos, ya que pueden dañar la cultura corporativa y arrastrar hacia abajo la productividad mucho más que el coste de pagar que se vayan. Tony Hsieh (CEO de Zappos) dice que las malas contrataciones han costado Zappos 100 millones de dólares.
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