Por si no nos hemos dado cuenta, nos medimos a nosotros mismos basándonos en las intenciones con las que hacemos las cosas (porque sabemos lo que pasa por nuestra cabeza/corazón)….pero medimos a los demás basándonos en el impacto que tienen sus acciones (porque NO sabemos lo que pasa por su cabeza/corazón).
Este enfoque puede generar malos entendidos y tensiones entre compañeros, amigos, familiares….en cualquier relación!
¿Qué pasaría si le diésemos la vuelta? Si empezamos a pensar en el impacto que generan nuestras acciones y en las intenciones detrás de las acciones de los demás…¿Cómo crees que cambiaría el mundo…tu mundo?
Te propongo un reto:
- Cada vez que vayas a decir o a hacer algo, para 2 segundos y piensa: ¿Cómo va a impactar/afectar a las personas que me rodean?
- Cada vez que alguien tenga un impacto negativo en ti, conecta con la intención positiva de la persona y comparte con el/ella cómo te han impactado sus palabras/acciones.
La mayoría de las personas tenemos intenciones positivas hacia nuestro entorno, pero no siempre acertamos con la ejecución. Por eso este ejercicio requiere de:
- Humildad para aceptar las realidades ajenas como propias.
- Madurez para conectar con nuestro impacto constantemente.
- Arte para gestionar el conflicto y comunicar dicho impacto negativo.
Espero que te animes a probarlo y verás como tus relaciones mejoran 🙂
In Happiness,
Carlos
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