Quienes deciden llegar a una vejez decrépita desde jóvenes solo visualizan lo negativo de la existencia, creando la lástima con que serán vistos antes de su última exhalación.
Definitivamente es muy cierto cuando se dice que mente sana en cuerpo sano. Cada día se logra demostrar que una gran cantidad de las enfermedades físicas se generan a través del mal uso que le damos a nuestros pensamientos y esto no solo tiene que ver con el individuo que lo padece, se remite a la crianza, conceptos, miedos, temores y tratos que ha sufrido a lo largo de la vida, incluso desde la gestación.
Lo motivante es que No importa tu edad aún estas a tiempo. Podemos cambiar nuestro chip, entendiendo que la mente se puede aquietar y darle un cause positivo a nuestros pensamientos, de esta simple y sencilla manera empezamos a
transformar nuestro ser para lograr una mejor condición de vida. Lo más importante es tener la consciencia de querer hacerlo, porque definitivamente nada actúa en nosotros sino no hay un estado consciente.
Muchas personas toman la decisión de iniciar una rutina de ejercicios, por ejemplo, salir a caminar en las mañanas, lo hacen muy bien los primeros días, pero como no hay un conocimiento de cómo funciona el cuerpo frente a la actividad física, la alimentación y la automotivación, rápidamente desisten. El asunto es el mismo cuando se inscriben en un gimnasio y piensan que por el solo hecho de ingresar, la música y las maquinas ya es suficiente para lograr los objetivos que creen desear.
Cuando la mente se alinea con el cuerpo, inmediatamente se da un fenómeno maravilloso que aumenta los niveles de automotivación, esto quiere decir que nuestro motor emocional y emotivo funciona sin necesidad de depender de los demás y de esta manera empezamos a fortalecer la voluntad. La voluntad se debe de estructurar, esto se logra cuando vemos resultados positivos de nuestras decisiones y acciones. Desafortunadamente cuando no tenemos claro lo que deseamos empezamos a depender de otras personas.
Lograr lo descrito, nos lleva a un estado de gran potencial, que es nuestra autoestima. Cuando se aumentan los niveles de aprecio por nosotros mismos, se encuentra la fortaleza para alcanzar cualquier proyecto de vida que visualicemos. Uno de esos grandes proyectos de vida puede ser el querer llegar a una vejez saludable, activa, productiva, creativa y muy feliz.
Hay que dejar de pensar que somos el ombligo del mundo y que todo gira a nuestro alrededor, ese tipo de vanidades nos llevan a actuar con un ego demasiado grande, que solo logra afectar nuestra salud física y mental.
Aprendamos a disfrutar de todo lo que nos da la vida: de un día lluvioso, soleado, de una gran cena, de un pequeño bocado, de la gran fiesta, del momento más íntimo, de las personas que están con nosotros y hasta de quienes no lo están, disfrutemos de la gran y numerosa compañía y de nuestra soledad, en otras palabras, gocemos con el solo hecho de estar vivos y de ser quienes somos.
La mejor forma de dar gracias es aprovechando lo que la vida nos ofrece, si la vida te dio la capacidad de caminar disfruta de hacerlo, deja la pereza de moverte. Es increíble como vemos personas que poco a poco pierden su movilidad por falta de ejercicio; van ganando peso, lo que hace más difícil el desplazamiento y terminan postrados en un asiento, en una silla de ruedas, en una cama y, muchas veces, por la simple pereza, que genera una frustración tardía, que los lleva a pensar por qué no hicieron algo a tiempo, pero también crea un sentimiento muy doloroso para los seres queridos.
Francisco Javier Restrepo Ch
Facilitador en estilos de vida saludable.
Especialista en procesos de envejecimiento y vejez.
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